Ya en tiempos medievales, los piratas normandos eran asíduos a nuestras rías. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII esta zona de la Costa da Morte estaba sometida a continuas incursiones navales de piratas y corsarios, por lo que las autoridades idearon un plan, fortificando toda la costa con castillos como éste de Camariñas y los de Fisterra, Cee y Corcubión.
El Castelo do Soberano se construye en 1740, durante el reinado de Carlos III, formando una batería curva que defendía toda la entrada de la ría y que tenía diecisiete troneras. Todo ello defendido por un recinto amurallado con un baluarte, dos medios baluartes y un foso en medio. En el interior, una nave almacen que servía también de vivienda y polvorín. Esta batería se complementaba con la construida en Muxía en 1801, haciendo muy difícil cualquier incursión en la Ría.
En los años 40 del siglo pasado, la batería había perdido su funcionalidad. La necesidad y la ignorancia se llevaron las piedras del viejo castillo, que se usaron para la construcción del nuevo puerto e, incluso, algunos de los cañones, fueron colocados como noráis para el amarre de los barcos. En la actualidad, sólo se conservan los cimientos y parte del muro exterior, está en manos privadas y sin un destino muy claro que depende también de Patrimonio (ver entrevista al propietario)
O Camiño dos Faros bordea todo este recinto amurallado, deteniéndose para contemplar los restos de esta fortaleza del siglo XVIII, muchos de ellos ocultos por la maleza.
Al final, desde el mirador, contemplamos ya todo el Puerto de Camariñas.