O Camiño dos Faros se despide de Camariñas. Nos levantamos tempranito y vemos el amanecer en el puerto mientras nos vamos alejando camino de Muxía donde finalizará esta sexta etapa.
Tomamos el paseo que bordea la conservera Cerdeimar. Con la llegada de los fomentadores catalanes a partir del siglo XVIII, la industria de salazón se convirtió en uno de los mayores impulsos a la economía de Galicia.
Camariñas era el puerto de mayor importancia a mediados de ese siglo en la Costa da Morte, contando con el mayor número de barcos con cubierta para comerciar la sardina con diferentes puertos del litoral atlántico y cantábrico. Del puerto salían cargados de sardina con rumbo al País Vasco y el retorno lo hacian cargados de hierro que vendían en la comarca. En el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1753, se refiere al sistema de pesca de la sardina en la villa de los encajes.
Con estos nuevos métodos de salazon, el pescado se salaba en barriles para su consumo invernal, sobre todo en zonas de interior. Salazones Cerdeiras se fundó en 1884 y, después de cuatro generaciones, ha llegado hasta nuestros días. El Museo de la Conserva se puede visitar en las instalaciones de la fábrica.
La Praia de Area da Vila está a la salida de Camariñas. En la noche de San Juan tiene lugar allí el Lumarea, donde encienden la cachela más grande de la Costa da Morte.
El camino continúa al otro lado del arenal, donde tomamos una pequeña senda que nos lleva hasta la Praia de Lingunde, otro tesoro de esta Ría. A partir de allí ya nos metemos en la Ensenada da Basa.
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