La iglesia románica de San Xiao de Moraime, construida en el siglo XII y declarada conjunto histórico-artístico, es el resto de un antiguo monasterio benedictino, clave para entender la historia de Muxía. Las donaciones de Alfonso V en el año 1119 ayudaron a levantarla en el mismo lugar donde existía una antigua ermita que habían arrasado primero los normandos y más tarde los musulmanes.
Contruido sobre una antigua necrópolis romana, tiene planta basílica con tres naves y tres ábsides, de los que el central es rectangular. La nave central está dividida en cinco tramos mediante arcos de medio punto.
La decoración de la fachada presenta unos rosetones y pequeñas ventanas románicas que flanquean el pórtico principal que se adapta al relieve del terreno, dando una ligera impresión de desequilibrio. En la portada podemos destacan las figuras de las arquivoltas que rodean al salvador y que nos recuerdan algo al Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Por la puerta del muro sur se accedía al antiguo monasteiro. En ella aparece una representación de la última cena.
En el interior del muro norte se descubrieron unas antiguas pinturas representativas de los siete pecados capitales y la muerte. Cercana a la iglesia, la casa rectoral construida en el siglo XVIII, ayuda a formar un interesante conjunto monumental.
En la excavaciones realizadas han aparecido restos de una fuente romana y de una antigua necrópolis.