El avellano común (Corylus avellana), es un gran arbusto caducifolio oriundo de Europa y Asia.
Descripción: Es un árbol que alcanza normalmente entre 3 a 8 m de alto, aunque en ocasiones puede llegar a los 15 m con una copa muy extendida de forma irregular, generalmente ramificado desde la base. De corteza marrón pálida o gris y profundamente estriada, su madera es dura, flexible y muy resistente. Las hojas redondeadas, tienen entre 6 a 12 cm de largo y ancho y son suavemente pubescentes por ambas caras, con bordes doblemente aserrados.
Las flores nacen antes que las hojas, a principios de la primavera. Son monoicas y con amentos de sexo diferenciado; los masculinos de color amarillo pálido y entre 5 a 12 cm de largo, los femeninos muy pequeños y prácticamente ocultos en las yemas de las que surgen los estilos rojo brillante, en número de 1 a 3.
El fruto es la avellana, que se produce en grupos de 1 a 5, cada una contenida en un pequeño y hojoso involucro que encierra alrededor de las 3/4 partes de la nuez. La maduración tarda de 7 a 8 meses y entonces el involucro se abre liberando la avellana.
Distribución: Es una planta de climas templados, aunque tiene un gran área de distribución. Prefiere localizaciones aireadas con una temperatura elevada unida a cierto grado de humedad, ya que favorece la fructificación y el desarrollo de las avellanas.
Sin ser muy exigente, el avellano requiere un terreno profundo, fresco, blando, de naturaleza silíceo-calcáreo-arcillosa o calcáreo-silíceo-arcillosa y de subsuelo permeable, con pH entre 5,5 y 7,8. El avellano es muy sensible a la sequía, y si las tierras son excesivamente calcáreas y de naturaleza seca puede resentirse por la falta de humedad. Le gusta la niebla y la humedad atmosférica, contribuyendo a mantenerla.
Su área de distribución de Asia Septentrional pasa a Rusia, Austria, Alemania, Francia, España e Italia. En la península Ibérica se encuentra principalmente en la mitad septentrional. Forma parte del sotobosque de robledales, alisedas y alisos, y es parte esencial de los setos y linderos de fincas y bordes de arroyos.
Cultivo: Existen documentos donde se menciona su cultivo que se remontan al siglo IV a. C. Es una especie muy tolerante en cuanto al clima, pudiendo resistir inviernos de fríos extremos y sequías. Sin embargo, para obtener una buena producción vegeta mejor en terrenos húmedos, permeables y profundos con exposiciones soleadas.
Esta especie se cultiva directamente por sus frutos, principalmente en Europa, China, Australia y Turquía.
Simbología: El avellano y sus frutos han desempeñado un papel importante en diversos pueblos europeos como símbolo de magia de fecundidad. A lo largo de la historia los avellanos han sido protagonistas de muchos relatos. Es también conocido el empleo de las varitas de avellano en forma de Y por los zahoríes para encontrar agua en el subsuelo.
Entre todos los árboles, ¿por qué se elige la vara del avellano como instrumento mágico? Quizás por esa tradicional vinculación a la fecundidad, a la madre tierra. Sus amentos colgantes y la flexibilidad de sus ramas, que nacen casi desde el mismo suelo, hacen que este árbol continúe apuntando al agua subterránea en vez de ganar altura, a diferencia de los demás árboles que crecen junto a los manantiales.