Punta do Rostro

Este tramo entre Punta do Rostro y Punta Castelo resume muy bien O Camiño dos Faros. Una costa de sublime belleza, llena de historia desde tiempos inmemoriales y que esconde un pasado de muerte en medio del paraíso.

Subimos de la playa y la panorámica desde la Punta do Rostro es impresionante. Tenemos que tener cuidado de no acercarnos mucho y contemplaremos esta maravilla en todo su esplendor: acantilados que caen en picado hacia el océano, con la Punta Castelo al fondo, mirando desafiante.

Justo aquí, en medio de esta explosión de vida, se produjo uno de los sucesos que cambió por unos días la vida de una comarca entera.

La mañana del 5 de diciembre de 1987 el carguero de bandera panameña Casón navegaba a 15 millas de Fisterra con 31 tripulantes, todos de nacionalidad china, con una carga cocktail de 1100 toneladas de productos químicos inflamables, tóxicos y corrosivos con destino a Shangai. En medio de un fuerte temporal, sufre un movimiento de la carga que provoca un grave incendio a bordo.

cason

El capitán, único conocedor de la carga real, ordena abandonar el barco. En medio del humo y los gases tóxicos muchos se tiran al mar, todo antes de permanecer en aquel infierno flotante que estaban metidos. Los medios de salvamento únicamente rescatan con vida a 8 de sus tripulantes.

En este tiempo, el armador se niega a responder del rescate y el Cason, a pesar de estar el remolcador en sus cercanías, acaba embarrancando a primera hora de la noche entre la Punta das Pardas y el Castelo.

A partir de ahí surgen las más variadas hipótesis sobre la carga del barco y empieza a cundir la preocupación en la gente hasta que, en la tarde del 10 de diciembre y emitido en directo por la televisión, la carga vertida al mar provoca explosiones al contacto con el agua y el barco, en medio de una nube de humo, parece que va a estallar de un momento al otro. Esto alarma definitivamente a la población, ya intranquila debido a la falta de coordinación y a la información contradictoria de autoridades y medios de comunicación.

Esa noche, el Delegado del Gobierno anuncia en la Radio Galega que hay una nube tóxica y se están enviando 700 autobuses a Fisterra para evacuar a la población. Ante tal declaración, se produce una huida masiva por sus propios medios de los vecinos que escapan despavoridos hacia poblaciones más lejanas y seguras. Las calles principales de Vimianzo y Carballo se convierten en un ir y venir de gentes que llegan asustadas, en coches, en autobuses, en los camiones del pescado llenos hasta arriba… Horas más tarde García-Sabell desmiente que la nube de la explosión fuera tóxica. Pero ya era tarde.

Colegios y pabellones se llenan de vecinos, unos 12000 que poco a poco, fueron regresando a sus aldeas, aldeas donde habían permanecido otros de sus vecinos que decidieron no abandonar sus hogares.

La historia de este barco no se quedó ahí. El gobierno decide llevar la carga a Brens pero los vecinos se oponen. A partir de ahí se produce un peregrinaje que acaba en Alumina-Aluminio en San Cibrán. Allí, en medio de la histeria general, los trabajadores abandonan la empresa y provocan una parada repentina en los hornos que inutiliza completamente la planta, con unas pérdidas calculadas en 120 millones de euros, el siniestro más caro de un seguro en España. Fueron despedidos 109 trabajadores y los 22 miembros del comité de empresa.

Finalmente, la carga del Casón terminó en Amberes, el barco se desguazó y la estructura continúa aquí abajo, a menos de 100 metros de esta costa llena de historias, en esta Costa da Morte.

La periodista Cruz García, de la Televisión de Galicia, contó en primera persona esas primeras explosiones al mundo.

Vídeos

En nuestro recorrido por los acantilados, admiramos la belleza de este lugar tan agreste. Desde este balcón al mar, recordamos la historia…

… y continuamos camino en dirección a Punta Castelo y el castro de Castromiñán.

Un paisaje en cada paso