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Monte do Facho

Empezamos nuestro tranquilo ascenso a Monte Facho por el Camiño da Insua, antiguo sendero encajonado entre rocas, mientras nos echábamos unas risas recordando los mejores y peores momento de este camino.

Monte Facho es un lugar de leyenda. En Duio se han hallado numerosos restos arqueológicos que indican que allí pudo haber estado Dugium, la gran ciudad de los antiguos pobladores célticos de estas tierras, los nerios. Y que aquí, en la cima de Monte Facho, tenían su altar del sol: el Ara Solis, donde hacían sus ritos paganos de culto al astro rey.

La leyenda de la ciudad sumergida de Duio cuenta que fue inundada por castigo divino, quedando sepultada para siempre. Como todos los lugares paganos fue cristianizado. En este caso, fue San Guillerme, un anacoreta que construyó allí una ermita, para vivir sus días de oración en armonía con el Finisterrae. En las cercanías, las parejas estériles se acostaban en las Pedras Santas para alcanzar la fertilidad.

Monte Facho ha sido también, desde tiempos inmemoriales, un lugar clave en la navegación. Antes de la construcción del faro en 1853,en su cima se encendían hogueras para guiar a los barcos que surcaban estas difíciles aguas o para avisar a las ciudades, mediante el encendido de otros fachos, de las incursiones enemigas en esta costa. En la cima se encuentran los restos de lo que podía ser una torre para hacer el fuego y muy cerca de él las Pedras Santas.

A unos cientos de metros mar adentro y desafiante, vemos la restinga de O Centolo. Esta roca de 25 m de altura, es golpeada una y otra vez por el fuerte mar formando un perfecto hábitat para los ricos percebes que se crían allí.

El último repecho, de mucha pendiente y con terreno pedregoso, es la traca final de este camino, la que nos dice por última vez que el que algo quiere algo le cuesta.

Al llegar arriba, el premio no es poco:  las primeras vistas del Faro Fisterra, al que llegamos por un camino totalmente distinto al resto: O Camiño dos Faros. Tantos kilómetros para llegar aquí y tantos paisajes recorridos provoca una mezcla de emociones y sensaciones difíciles de definir.

Bajamos del Monte do Facho por la sinuosa carretera que ya nos lleva a alcanza el faro. Después del esfuerzo de todo el camino, llegar al Faro de Fisterra es la felicidad completa para un trasno.

Lires

Una vez pasado el Ponte de Vaosilveiro, llegamos a Lires, aldea con mucho encanto y ya acostumbrada al peregrino, que pasa entre hórreos y casas rurales restauradas con mucho gusto. La oferta de alojamientos es amplia y variada, por lo que os la recomendamos para pasar unos días.

En el centro de la población podéis encontrar siempre abierto el Bar As Eiras, que cuenta también con alojamiento y restaurante. Tened en cuenta que no encontraremos absolutamente nada más hasta llegar a Fisterra.

Lires fue siempre el ejemplo de trabajo en común, una vecindad que ya demostró esa unión a finales de los años 60, como muestra este antiguo documental, en el que se ve todo el proceso realizado para la instalación de agua.

En Lires nos encontramos algunas de las primeras casas rurales de España. Casa Lourido y Casa Raúl, que continúan hasta nuestros días, entraron a formar parte en 1968 del programa del Ministerio de Turismo llamado Vacaciones en Casas de Labranza, germen del actual turismo rural.

La Igrexa de San Estevo fue construida en el siglo XVII sobre los restos de una anterior, más cercana a la ría.

Desde el puente parte el Camino de Santiago a la izquierda, pero nosotros continuamos por O Camiño dos Faros, por el cementerio a la derecha para descubrir este paraíso natural: la Ría de Lires .

Saliendo de Nemiña

La última etapa de O Camiño dos Faros comienza aquí, en la Praia de Nemiña, en un día de marea baja y otro amanecer espectacular… Desde allí podemos contemplar lo que nos espera antes de llegar al mítico Finis Terrae: de izquierda a derecha todos los acantilados y las playas del Rostro, Arnela y el Cabo de la Nave, última punta antes del Cabo Fisterra.

Una de las mejores sensaciones de esta aventura es cruzar las playas en marea baja. Y esto mezclado con la luz de esta mañana, nos ofrece un gran espejo en toda la playa…

Al final, nos encontramos con la desembocadura de la Ría de Lires, que nos va a obligar a dar un rodeo de tres kilómetros por el Ponte de Valsilveiro y Lires. Toda esta vuelta se puede ahorrar cruzando la ría, pero esto sólo es posible durante un par de horas en los meses de verano, una hora antes y una hora después de la marea baja. En otras condiciones, se forma un canal y es IMPOSIBLE.

Para dar toda esta vuelta, desde la orilla de la ría, subimos a la pista de tierra por el sendero existente entre las dunas. Cuando atravieses una duna recuerda hacerlo siempre por la arena, evitando pisar la frágil vegetación que tanto tiempo ha costado formarse.

Con marea alta, este paseo que hemos dado por la orilla se puede hacer desde el principio por la pista de tierra, que es realmente por donde va O Camiño dos Faros, diseñado para que sea posible en todas las condiciones.

Desde arriba vemos perfectamente la ría y la piscifactoría de truchas, que se aprovecha de las aguas del Río Castro. Campan a sus anchas las gaviotas y cormoranes que encuentran allí un tranquilo restaurante.

Este tramo finaliza con un kilómetro de asfalto por una carretera con escaso tráfico hasta llegar al cruce a la derecha que nos introduce en el Bosque de Vaosilveiro.

Faro Touriñán

Situado más al Oeste que el propio Finisterre, la zona de la Illa do Castelo es punto más occidental de la España peninsular, este enorme saliente en la costa de más de 2 km fue debidamente señalizado con la construcción de un faro en 1898, para guiar a las embarcaciones durante la travesía por estas peligrosas aguas. Empezamos nuestro recorrido bordeando todo el cabo por un pequeño sendero…

…que nos acerca a los acantilados de Gaivoteira, que veremos con mucho cuidado. Ya sabéis que pasa en estos sitios, con cuidado se pueden ver casi todos, sin cuidado no se debería ver ninguno. Ante todo, seguridad.

Continuamos nuestros pasos y ya a lo lejos vemos el faro.

El Faro Touriñán original no estaba previsto inicialmente pero, debido a los numerosos naufragios de finales del siglo XIX, se inauguró en 1898 aprovechando la óptica del viejo faro de Vilán. Situado a 50 metros sobre el nivel del mar y con una altura de 8 metros, está anexado a la vivienda de los fareros y alcanzaba las 10 millas, con una luz fija blanca producida por una lámpara de parafina. En 1918 se cambió por una de vapor de petróleo a presión, aumentando el alcance hasta las 20 millas.

El faro nuevo, construido en 1981, es una torre de hormigón de 11 metros de altura con una luz que alcanza las 23 millas, emitiendo 1 y 2 destellos cada 15 segundos. Un poco más delante, 400 metros por el Camiño dos Faros, a la altura de la Illa Herbeira está el punto más occidental de la España penínsular.

Nos sentamos en el césped que hay delante del edificio, en cuya fachada podemos ver como un curioso poema anónimo, dedicado a Dios y hecho con mucha paciencia, aún perdura en la pared. Desde las alturas, volvemos a tener una vista privilegiada de este Océano Atlántico.

A la derecha, allí abajo, vemos la imponente Laxe dos Buxeirados, una restinga que se adentra en el mar y que supone un peligro para la navegación marítima. Como en 1935, cuando el choque entre el barco alemán Madeleine Reig y el pesquero gallego Ocho Hermanos hizo que éste se partiese en dos, salvándose toda la tripulación. Otro naufragio más si no fuese porque el destino es muy caprichoso y, 22 años después, en 1957, el Madeleine Reig se hundía en el mismo lugar. Además, en las cercanías de Touriñán, en tiempos de la primera guerra mundial, los submarinos alemanes mandaron al fondo del mar a un buen número de barcos aliados.

Durante un mes al año, desde el equinoccio de la primavera alrededor del 22 de marzo hasta el 25 de abril, en Touriñán se pone el último sol de la Europa continental. En este vídeo lo explica con claridad el físico Jorge Mira.

Nos despedimos del faro tomando el estrecho sendero que bordea toda la costa, acordándonos otra vez de los versos del poeta muxián Gonzalo López Abente, que nos está acompañando toda esta etapa.

Da terra vixiante
centinela, desperto
de cote para ollar cara o deserto
líquido e pavoroso que ten diante;
índice oucidental forte e barudo,
dedo o mais longo da galega man;
soberbo promontorio, monte rudo:
CABO TOURIÑÁN!

Así llegamos a la Illa do Castelo (o Herbosa) y ahora sí que estamos caminando por el punto más occidental de este camino y de la España peninsular. A la isla sólo se accede por tierra en mareas muy vivas y tiene en su parte superior los restos de una pequeña torre o faro, que no se sabe muy bien su procedencia.

El tramo finaliza en el Coído de Touriñán, después de este recorrido de más de tres kilómetros alrededor del cabo, que pueden ser perfectamente una buena ruta circular.

Prados de Touriñán

Salimos de la Praia de Moreira por una pequeña cuesta y nos dirigimos al Faro Touriñán, punto más occidental de la España Peninsular.

Esta segunda mitad de la etapa es prácticamente llana y nos permitirá caminar en paralelo, algo que no es muy fácil en este camino.

Dejamos las aldeas de Touriñán y Campos a nuestra izquierda.

Como pasaba en el Roncudo, son aldeas típicas del Finis Terrae, con gran cantidad de hórreos y gentes especializadas en subsistir a los duros inviernos. Tened en cuenta que hace años las comunicaciones con esta periferia de la periferia eran prácticamente nulas.

Como siempre, en cada paso, alguno de los ingenios de esta Costa da Morte nos sorprende en el camino.

A nuestra derecha vemos toda la punta del Cabo Touriñán

En este lado, durante los grandes temporales, el mar golpea con fuerza una y otra vez.

Después de la recta de asfalto el sendero se desvía a la derecha para bordear toda la punta del cabo.

Punta Buitra

Desde Cachelmo descendemos por un sendero complicado que nos lleva hasta la pista de la pequeña Praia de Arnela, en un entorno casi virgen. Es una playa de no fácil acceso y escondida por tierra y por mar, habiendo sido utilizada en algún momento por narcotraficantes en sus descargas.

Al llegar al final del asfalto, el camino continúa subiendo por el único sendero existente entre los pinos hasta alcanzar la pista de Buitra.

Punta Buitra es otro de los salientes que tiene esta revirada costa de Muxía y que te hace caminar sobre el océano. La pista de tierra que va hasta el final nos permite un pequeño descanso a las piernas en este duro tramo…

… mientras seguimos teniendo unas hermosas vistas del mar rompiendo en los acantilados de Monte Cachelmo y la playa de Arnela.

Al llegar al final, cambiamos totalmente de plano y son los acantilados de Cuño y la punta de Cabo Touriñán los que tendremos muy presentes a partir de ahora. Subimos el sendero hasta la cima de Punta Buitra…

.. para luego descender por los acantilados de Cuño, que nos dejan con la boca abierta. El monte cae de manera abrupta, formando varias puntas donde el mar no para de romper, llenándolo todo de espuma.

El tramo no es fácil… esfuerzos continuos que se compensan con paradas, en las que parece que sobrevolamos el mar de Muxía.

Otro tramo de costa abrupta, otra mole de granito que nos defiende del continuo golpeo de un Océano Atlántico que no conoce descanso.

Así llegamos al Coído de Cuño, donde vamos a hacer una parada grande y bien merecida.

Paseo de la Memoria: el desastre del Prestige

A las 15:15 horas del 13 de noviembre del 2002, el barco Prestige, un petrolero monocasco con bandera de Bahamas, lanza un SOS a 28 millas (50 kilómetros) de Fisterra. Comienza así la pesadilla.

El barco, construido en Japón hace 26 años, presenta una vía de agua debido probablemente a un golpe de mar en dos tanques vacíos de estribor, que le ha hecho escorar 45 grados. Con casi total seguridad, la antigüedad del barco ha sido la causante de la brecha. Curiosamente, ésta se ha producido en el costado derecho, que pocos meses antes había sido parcheado en un astillero chino.

Una hora después del aviso, los 24 tripulantes son evacuados por dos helicópteros, quedando sólo a bordo el capitán, el primer oficial y el jefe de máquinas. A las cinco de la tarde, los primeros litros de crudo – fuel oil residual pesado – empiezan a contaminar el Atlántico.  Para intentar evitar la pérdida de más fuel oil, se equilibra el barco llenando los tanques del costado izquierdo con agua. De esta forma, el barco recupera la horizontalidad, pero presenta una «severa sobrecarga» según los técnicos. Según Capitanía Marítima, esta sobrecarga hace imposible que el barco pueda entrar en el Puerto de A Coruña, motivo que se aduce para enviarlo a alta mar. Comienzan así las equivocaciones, el calado del barco, una vez equilibrado al llenar los tanques de agua (14,3 metros) era más que suficiente para entrar en el Puerto (18 metros) y vaciar sus tanques sin provocar una marea negra.

A partir de ese momento, comienza una ardua discusión entre armador, Gobierno y empresas de salvamento contratadas por el dueño del barco, para decidir el destino del barco y sus 77.000 toneladas de fuel oil. Tan sólo el remolcador Ría de Vigo se encuentra en ese momento en la zona del siniestro. Otros tres  remolcadores se dirigen a la zona, uno de ellos tiene que dar la vuelta por avería. A última hora del día, la compañía holandesa Smit Tak firma un contrato con el armador y se hace cargo del rescate. El barco ya ha perdido 6.000 toneladas de fuel oil que se reparten en una mancha de 10.000 metros de largo y 300 de ancho. El Gobierno informa de que el petrolero será alejado «de inmediato» a 120 millas de la costa gallega. El desastre no ha hecho más que comenzar.

JUEVES 14
El temporal ha jugado su baza y el Prestige se encuentra tan sólo a 4 millas de Muxía, en el corazón de la Costa de la Muerte. Los intentos por amarrar el petrolero a los remolcadores han resultado infructuosos y como resultado, el buque se avista desde la costa de Touriñán. Durante toda la noche el obsoleto petrolero ha seguido vertiendo fuel oil al mar a escasa distancia de la costa, lo que hace temer que la marea negra llegue en muy poco tiempo a las costas gallegas. La mancha de fuel supera las 5 millas de longitud.

Esa misma mañana, la Administración central, a través del Delegado del Gobierno en Galicia, afirma que el Prestige no recalará en ningún puerto español y que será alejado de las costas. Con esta decisión, se acababan todas las posibilidades de limitar el impacto de la marea negra. Mucho tiempo después se sabrá que la decisión fue tomada desde el Ministerio de Fomento.

No es hasta medio día cuando los remolcadores se hacen con las riendas del viejo petrolero. Se decide encender los motores auxiliares del barco y comienza la
errática y mortífera peregrinación del Prestige. Esa misma noche se encuentra ya a 65 millas.

VIERNES 15
La grieta abierta en el barco es ya de 40 metros de largo y 10 de ancho. El Prestige se encuentra a 62 millas de la Costa de la Muerte. El mal tiempo obliga a parar los motores del barco, ya que se teme que pueda partirse en dos. Tras permanecer 12 horas en el mismo punto, el barco comienza a ser remolcado en dirección sur, pero sin alejarlo de la costa. Su estela deja una mancha de 37 kilómetros que roza el litoral gallego. El capitán del buque es evacuado a tierra y detenido a su llegada. En tierra, comienzan a aparecer las primeras aves petroleadas. La primera mancha está a cinco kilómetros de las Islas Sisargas.

SABADO 16
Los peores temores se hacen realidad: 190 kilómetros de costa se ven anegados por la marea negra. La Costa de la Muerte recibe su primer baño de fuel oil.

Se prohíbe la pesca y el marisqueo entre Cabo Fisterra y Punta Seixo Blanco. Los percebes de O Roncudo no han podido escapar al chapapote, las aves marinas comienzan a llegar a centenares a la costa, teñidas de negro, heridas de muerte. Comienzan a llegar barreras de contención del Cantábrico y del Reino Unido: 10 kilómetros más para intentar proteger los 1.195 kilómetros de costa gallega. El temporal hace saltar las primeras barreras colocadas, cuando no sobrepasa las mismas y sigue avanzando inmisericorde.

El Prestige sigue su peregrinaje, sigue avanzando hacia el sur, a una velocidad de un nudo. A mediodía se encuentra a 48 millas de cabo Touriñán. Se espera la llegada inminente de un remolcador chino, el De Da, con la potencia suficiente para poder arrastrarlo.

DOMINGO 17
El Prestige sufre una rotura en un tercer tanque mientras se encuentra parado frente a Corrubedo, casi a la entrada de las Rías Baixas, a una distancia de 60 millas. El remolcador chino sale de Vigo hacia el Prestige con la intención de girarlo para que el temporal deje de castigar el costado donde está la
vía de agua.
Las labores de limpieza comienzan en tierra. Un trabajo arduo, sobre todo en una zona como la Costa da Morte, donde las áreas de fácil acceso son minoría y los abruptos acantilados que tanta belleza dan a la zona dificultarán en gran medida estas tareas de limpieza. Las personas que trabajan en la recogida de la marea negra no llevan las medidas de protección adecuadas para evitar los efectos tóxicos del hidrocarburo.

La solidaridad de los voluntarios se pone en marcha: comienza la recogida de aves petroleadas y empiezan a organizarse grupos para limpiar las playas.

LUNES 18
El Prestige sigue rumbo al sur, derramando fuel oil a lo largo de todo su recorrido. Una grieta en otro tanque causa un nuevo derrame de combustible, una nueva mancha de tres millas de largo y una de ancho rodea al barco. La embarcación siniestrada se encuentra a 72 millas de Cabo Fisterra y 83 de Cabo Vilano.

El Gobierno hace público que el barco ha entrado en la Zona de Salvamento de Portugal y que ya no es competencia suya, aunque afirma que seguirá haciendo todo lo posible para evitar una catástrofe. Portugal desmiente la noticia y envía una fragata a la zona para hacer virar el barco nuevamente hacia el norte.
La marea negra sigue llegando a la costa gallega, Corrubedo, Noia y Muros están amenazados. Se amplía la zona de prohibición de pesca y marisqueo: hasta Cabo Prioriño, en Ferrol.

Escasos efectivos del Ejército y de la Armada comienzan a llegar a las zonas más afectadas: Camelle, Malpica y Caión con la intención de limpiar las playas. La mayoría de los soldados no lleva ningún tipo de protección, ni guantes, ni mascarillas ni gafas que puedan protegerles de los efectos tóxicos del fuel oil. Tampoco tienen contenedores suficientes para depositar los restos de la marea negra.

La descoordinación y falta de previsión no sólo se ve en este caso. Son los propios marineros de la Costa de la Muerte los que tienen que asumir la responsabilidad de desplegar los escasos medios anticontaminación que tienen.

MARTES 19
Diez minutos antes de las 9 de la mañana, se cumplen los peores temores: el Prestige, no ha aguantado los embates del mar y la brecha de 50 x 10 metros situada en su costado de estribor hace que el barco se parta en dos. Situado a 260 kilómetros de las Islas Cíes, incluidas en el recién nombrado Parque Nacional de las Islas Atlánticas, el barco comienza a hundirse sin remedio.

Los vientos empujan la mancha directamente hasta la costa atlántica. El barco ha sido remolcado 6 días de un lado para otro, durante los cuales ha recorrido 243 millas – 437 kilómetros -. Nadie entiende qué ha motivado al Gobierno a autorizar este recorrido, que teñirá de negro un número exponencialmente
superior de kilómetros de costa e incontables millas del océano.

MIERCOLES 20
La marea negra de entre 20.000 y 40.000 toneladas (11.000 según los datos oficiales) vertidas por el buque Prestige se reparte por una superficie extensísima y amenaza a toda la costa gallega, así como a las costas de Francia y Portugal. En la Costa de la Muerte se sigue luchando contra la marea negra. Una mancha de combustible se sitúa cerca de la ría de Noia, amenazando al Parque Natural de Corrubedo y a las Rías Baixas.

Así lo cuenta Greenpeace en su informe… el resto ya lo conocéis.

NUNCA MAIS!

Miles de toneladas de un fuel viscoso que provocó un desastre ecológico sin precedentes, contaminando todo nuestro Camiño dos Faros. Y un desastre que arrastró una marea de solidaridad con el pueblo gallego: miles de personas llegadas de los sitios más dispares vinieron para aportar su granito de arena a la limpieza del litoral. Graciñas voluntarios, los trasnos os estaremos siempre agradecidos.

Aquellos días fueron duros, muy duros… cuando te das cuenta de lo vulnerables que somos y que vivimos en una sociedad que tiene otras prioridades que la vida. El fin de esta sexta etapa nos lleva por este tramo de costa hasta la Praia do Coído, considerada el kilómetro 0 de aquella catástrofe.

El Monumento A Ferida en homenaje a los voluntarios es lo primero que nos encontramos al salir de la Barca. Un monolito de 400 toneladas y 11 metros de altura esculpido en granito cuya estructura se encuentra partida por la mitad, formando una grieta que simboliza una herida sangrante. Es obra del escultor burgalés Alberto Bañuelos-Fournier, fue patrocinado por una empresa de seguros y costó 120.000 euros, entre el transporte, el alquiler de las grúas y la piedra.

Bajamos por el paseo contemplando con curiosidad como están divididas las pequeñas parcelas, cada una con su muro de piedras perfectamente colocado, tanto para dividir las parcelas como para protegerlas del duro viento y de la brisa marina que acaba con todos los cultivos. Es de suponer que en una península con tan poco terreno como Muxía, estas pequeñas leiras suponen una parte fundamental del sustento de sus dueños.

Mientras bajamos, nos acordamos de aquellos días… la marea blanca que había en esos coídos negros… voluntarios que limpiaban con grandes dificultades las rocas… para que viniese la siguiente marea y la pusiese peor.

También nos queremos acordar del mayor voluntario, sin él hubiese sido imposible ver esta costa como la vemos hoy: el mar. El mar la trajo pegándola en los lugares más inaccesibles y el mar la limpió, por lo menos en superficie…¿qué hubiese sucedido si el accidente se produce en otras costas, de mar más tranquilo?. No queremos ni pensarlo.

Bajando hacia el pueblo y, antes de llegar a la Praia do Coído, vemos un secadero de congrios, de los dos que hay en la actualidad. La pesca del congrio fue desde hace siglos una de las principales actividades de la flota de Muxía. Debido a ello, para conservarlo, aparecen estos secaderos , constituyendo un interesante testimonio para conocer como vivía la gente de la época, que ha llegado hasta nuestros días. Hoy la poca producción existente va casi toda para Calatayud, donde es considerado un producto tradicional.

La Praia do Coído, compuesta de rocas y arena se convirtió, con la llegada de los primeros restos de fuel, en la Zona 0 del desastre. Ahora la vemos espléndida, con ese mar lleno de vida como la queremos ver siempre.

Finalizamos aquí, después de más de 30 kilómetros y 10 horas de ruta a paso de trasno, esta sexta etapa del Camiño dos Faros que nos trajo desde Camariñas a Muxía, la más larga de este Camiño dos Faros. La próxima será la de montaña que nos llevará, atravesando todos los montes y acantilados, hasta Nemiña. Pero eso será otro día, ahora nos acercamos hasta las tabernas del puerto para tomar un refresco y comer algo, que bien lo merecemos 😉

Ruta por Muxía

Las playas de Espiñeirido y de A Cruz nos reciben al llegar a Muxía. Las atravesamos y nos disponemos a visitar esta hermosa península llena de historia y de belleza natural

Muxía es la novia del viento. Enfilada al norte y con la Barca como punta de esa flecha, durante los temporales la saraiba del mar va ascendiendo por la ladera del Monte Corpiño, empapándolo todo.

Por el paseo marítimo nos encontramos la estatua del poeta Gonzalo López Abente, que tan bien contó la belleza de esta tierra. En nuestro paseo por sus callejuelas podemos admirar las típicas y pequeñas casas blancas que componen el centro urbano.

Llegamos al puerto pesquero, verdadero motor económico de la población. En alguna de las tascas que allí se encuentran podremos degustar la buena gastronomía local, antes de subir al Santuario de Nosa Señora da Barca que, si hace buen día intentaremos hacer coincidir con la puesta de sol. Nos quedan 2,5 kilómetros de etapa. 

Salimos dirección a la Barca, pero tomaremos un camino distinto al resto. O Camiño dos Faros sube por el campanario de Santa María al Monte Corpiño, para después bajar directos al santuario.

La Igrexa de Santa María fue construida en el siglo XII. De una sola nave con cubierta de madera a dos aguas, está dividida en tres tramos por arcos transversales apuntados. Conserva su puerta románica y algunos interesantes elementos ojivales. El ábside rectangular está comunicado a través de un gran arco triunfal.

La fachada está formada por arquivoltas apuntadas. En el tímpano liso hubo un relieve que representa a la Virgen y el niño, y que hoy se puede contemplar en el interior, en el que además podemos ver la capilla del Rosario, del siglo XIV, tiene forma rectangular y esta cubierta con bóveda de crucería.

El campanario no forma parte de la construcción principal y está levantado sobre la misma roca. Por sus escaleras ascendemos al Monte Corpiño.

La subida se las trae pero, sin duda, merece la pena. Al llegar arriba, tenemos otro mirador más sobre Muxía y esta Costa da Morte que da tanto de sí.

Giramos sobre nosotros mismos y volvemos a tener el plano completo de la etapa. Al fondo el Faro Vilán y, de frente, todo el recorrido de hoy por la Ría de Camariñas hasta llegar aquí.  

Y como no, hacia el otro lado, lo que nos espera en la siguiente etapa.

Desde allí ya bajamos hacia el faro de Muxía y otro de los puntos claves de este Camiño dos Faros: el Santuario de Nosa Señora da Barca.

Os Muiños

Os Muiños es otra aldea típica y muy cuidada de esta Costa da Morte. Caminamos entre hórreos, utilizados para guardar las cosechas y antiguas casas de piedra buscando el desvío a la derecha que nos acercará por la ruta de los molinos hasta su playa, una de las mejores del municipio.

De camino a los molinos, nos encontramos otro ingenio de estos que tanto nos gustan fotografiar. Esta vez es el espantapájaros del árbol el que se sorprende de ver pasar por allí a los trasnos.

La Ruta dos Muíños do Río Negro es pequeñita pero está muy bien cuidada. Al principio de todo del paseo nos encontramos con la Fonte da Tella, fuente con agua muy fresca donde vamos a descansar un poco. A unos cincuenta metros más arriba, el río baja formando una pequeña cascada en otro recunchiño único.

Aquí volvemos a tener el problema que ya nos encontramos en otros tramos de la ruta. Estas pasarelas de madera en lugares sombríos de los ríos se llenan de verdín y es imposible caminar sobre ellas. Pasamos con cuidado sin que eso nos impida contemplar toda la belleza de este Río Negro que hace honor a su nombre.

Durante el recorrido nos encontramos con varios molinos,  que en otoño dejan estampas como esta… Lo dicho, O Camiño dos Faros, unha paisaxe en cada paso.

Los molinos fueron restaurados hace poco por el concello de Muxía y están abiertos para que podamos verlos.

Al final de la ruta, en la desembocadura del río, bajamos por unos complicados escalones a la Praia de Area Maior, una de las más visitadas del municipio en los meses de verano. Situada en la tranquilidad de la ensenada, cuenta con todos los servicios indispensables, lo que la hacen muy indicada para ir con niños.

Como muchas de las playas de esta Costa da Morte, está rodeada por una serie de pequeñas dunas con vegetación. ´

Desde allí, tenemos la opción de visitar el Monasterio de Moraime y hacer parte del Camiño de Santiago hasta Chorente. La otra opción, que es la que seguimos en este Camiño dos Faros, es continuar por un camino al final de la playa que nos lleva por una subida pronunciada directo a Chorente.

Praia do Lago

La Praia do Lago es una de las más bonitas de la Costa da Morte, con un frondoso pinar que se convierte en verano en el centro turístico del municipio.

Además de su belleza, la existencia del Río Lago que desemboca tranquilamente en la playa la hace un lugar muy recomendable para las familias con niños, que encuentran allí la tranquilidad que no pueden tener en otras playas.

Aquí aprovecharemos y haremos una parada grande, para darnos un chapuzón y tomar un refresco en los bares del pinar.

Al principio de la playa nos encontramos con otro faro de nuestra ruta que, aunque pequeño y de menor orden para el tráfico marítimo, marca la desembocadura del Río Grande. Su situación, en una punta entre las dos playas y con unas vistas magníficas, nos trae a los trasnos muy buenos recuerdos.

Bajamos del faro y aprovechamos ese lado de la playa para refrescarnos un poco, pero con mucho cuidado. Cuando haces una etapa tan larga en verano, tienes que ir metiéndote en el agua muy poco a poco y mojando muñecas y nuca. Si no, el cambio de temperatura tan brusco puede ser un problema.

La Praia do Lago cuenta con hostales, restaurantes y campings, perfectos para pasar unos días en plena naturaleza.  Después del baño, un refresco rápido y de vuelta al Camino. Nos quedan aún 8 kilómetros para llegar a Muxía y 11 para finalizar la etapa, unas tres horas a paso de trasno a través de tranquilas playas y pequeño pueblos rurales.

Salimos de la playa cruzando el puente sobre el río Lago.

 
Antes de llegar al camping Lago, nos metemos a la derecha por un sendero, que normalmente está bastante lleno de silvas, camino de Merexo.