En el final de esta etapa llegamos a otro de los puntos claves del Camiño dos Faros: el Santuario de Nosa Señora da Barca, final de etapa de los peregrinos que, después de visitar al apóstol, se dirigían a estas tierras del Finis Terrae para rendirse al pie de la Virgen y contemplar unas curiosas piedras llenas de leyenda.
Es un edificio de culto construido para cristianizar una lugar donde se realizaban cultos paganos por los antiguos pobladores de estas tierras. La primera ermita fue construida en el siglo XII y cobra gran importancia por el hecho de ser final de etapa de los peregrinos que, después de visitar al apóstol, se dirigían a estas tierras del Finis Terrae para rendirse al pie de la Virgen y contemplar las curiosas piedras en el lugar en las que, según la leyenda, se le apareció al Apóstol Santiago para darle ánimo en su intento por cristianizar estas tierras del noroeste penínsular.
El santuario es de estilo barroco con influencias del clasicismo. El primer documento escrito que se conserva del templo es del año 1544. La capilla fue reconstruida varias veces, hasta que a principios del siglo XVIII, en 1719, se construyó la actual, gracias al donativo de los Condes de Maceda, cuyas cenizas se encuentran en unos sepulcros dentro del santuario.
Y decíamos destacaba porque en la madrugada del día de Navidad del 2013 un rayo impactaba en un transformador cercano existente y provocaba un incendio que, debido a la hora y al viento existente, devoraba la iglesia en pocas horas y, con ella, la obra de arte de Miguel de Romay.
El culto a las piedras está muy desarrollado en la zona. Según la leyenda la Virgen llegó en barca: la vela (a Pedra de Abalar), el barco (A Pedra dos Cadrís) y el timón (Pedra do Timón) son los restos de piedra de la embarcación que merecen la pena ser visitadas.
A Pedra de Abalar es un megalito de 9 metros de largo y un espesor medio de 30 centímetros que tiene la curiosidad de que abala (se balancea) cuando las gentes se suben en ella, emitiendo un ligero sonido ronco. La tradición cuenta que este movimiento se produce cuando las personas que se suben en ella son inocentes de pecados.
Otra leyenda es que se mueve sola para avisar de los peligros de los temporales en el duro invierno. Pero volvemos a hablar de pasado, porque fueron esas mismas tempestades las que provocaron en los últimos años varias roturas y, finalmente, un desplazamiento que provoca que ahora mismo no abale. Pero la tradición es muy fuerte y ello no impide que sea visitada por miles de romeros que acuden todos los años.
A Pedra dos Cadrís tiene forma de riñón y es el resto de la barca de la Virgen. Según la costumbre, los romeros deben de pasar nueve veces bajo ella para curar sus dolencias reumáticas y de riñones. Debajo de esta piedra fue encontrada la imagen de la virgen, que fue transladada a la iglesia parroquial, desapareciendo de esta y volviendo a su lugar de origen, construyéndose allí el santuario.
Durante la segunda semana de Septiembre, en los alrededores del santuario y en la villa de Muxía tiene lugar una de las romerías más antiguas y concurridas de Galicia: la Romería da Nosa Señora da Barca.
No hay mejor sitio para acabar una etapa del Camiño dos Faros que sentados en la Pedra de Abalar al anochecer, viendo la puesta de sol en ese mar tenebroso de Muxía.
A Costa da Morte es una tierra mágica y en momentos como estos es donde nos damos cuenta de que vivimos en un lugar privilegiado, donde todo es arte: el mar, el sol, la tierra, las gaviotas… todos se juntan para crear este paraíso en la tierra.