Hace muchos años llegó a Camelle un joven alemán que, maravillado por esta zona de la costa, se quedó a vivir en ella en un compromiso de perfecta armonía. Esta armonía con el mar y las rocas queda reflejado en este museo al aire libre que le servía de casa.
Manfred Gnädinger (Man) falleció en Diciembre del 2002, días después de que el Prestige derramara todo su carga de hidrocarburos en esta costa, afectando gravemente a su museo. Desde aquí queremos poner nuestro granito de arena para que este hombre amante de la naturaleza no quede en el olvido y que su obra y su filosofía, tan integrada con la zona, perdure en el tiempo.
La visión de Man nos causaba una gran impresión: alto y delgado, con pelo y barba larga, su única ropa era un taparrabos. Vivía en el centro del museo, en una caseta pintada con llamativos círculos de colores, una constante en su obra.
Manfred Gnädinger nace en 1936 en Radofzell (Alemania) en una familia acomodada donde es el menor de 7 hermanos. Con 14 años comienza sus estudios de pastelería que lo llevan a trabajar en prestigiosos locales de Suiza. A los 16 años muere su madre, y esto a Man le supone un golpe muy duro. Aunque continúa trabajando en Suiza, ya empieza a interesarse por el arte y su mente inquieta empieza a fluir.
Con 25 años vuelve a su pueblo natal, en el que va a estar poco tiempo. Desde la muerte de su madre, se apoya en una señora mayor que es de Muxía, y que le habla de la Costa da Morte, de las piedras, del mar… A Man le fascinaban aquellas historias.
Entonces, comienza un viaje por Francia y el norte de España hasta llegar a la playa de Traba para desde allí, por donde venimos nosotros, dirigirse a Camelle, a donde llega el día de la fiesta de 1962. Se supone que iba para Muxía, pero aquí se quedó.
Pulcramente vestido y católico practicante, trabó amistad con la familia Baña Heim, los únicos que sabían alemán. Ellos le alquilaron una pequeña casa de piedra a la entrada del pueblo, donde empieza su evolución interior. Pintar las paredes de negro, empieza a coleccionar piezas y recoger todo tipo de cosas, que los caseros le dicen que así no pueden seguir.
Entonces Man desaparece. Y, después de dos días, aparece totalmente desnudo, sólo con su taparrabos. Compra un terreno en la punta del muelle y empieza a construir su caseta, en total comunión con la naturaleza y sin electricidad ni agua.
Es aquí, a principios de los 70, cuando Man comienza su obra, donde el círculo y los colores básicos son una parte fundamental. Aunque realiza obras en todo el territorio, se va consolidando su jardín-museo alrededor de la casa. Es una artista multidisciplinar y la escritura, la pintura o la fotografía también tienen espacio en esa mente inquieta.
Mientras, su estilo de vida ecologista va evolucionado, plantando su propio huerto alrededor de la casa, donde se calienta a través de un pequeño solarium. Esa dieta vegetariana y sus grandes caminatas a los montes cercanos y sus travesías nadando lo mantenían fuerte.
En 1985 tienen lugar las obras del espigón, que los marineros de Camelle necesitaban para proteger sus barcos. Pero el proyecto pasaba por encima de su jardín-museo. Después de enviar escritos a las autoridades y otras protestas, consiguió que se modificase parte del proyecto, pero no todo. Llegaron las obras y él, como señal de protesta, se tumbó en el hormigón, de frente y de lado, creando sus propias siluetas que podéis ver hoy.
A partir de ese momento, el espigón también formará parte de su obra y Man va evolucionando. El museo es una recolección de piedras, huesos de animales, artes de pesca y otras crebas que le trae el mar, todo perfectamente conjuntados y predominando las formas esféricas y circulares de vivos colores.
El 16 de noviembre del 2002 la primera oleada de fuel del Prestige inundaba su museo. Man declaraba: «Yo decir que esto no debe limpiarse nunca…, ser episodio de la Historia. Quedar así debe, para todos recordar quién es hombre, porque hombre no querer a hombre, ni a mar, ni peces ni playa.»
El 28 de diciembre del 2002 Manfred Gnädinger fallecía y con él una obra única.
Man es un personaje que debería ser recordado por el amor que procesó a la naturaleza de este rincón de la costa gallega, y por un arte totalmente integrado con ella.
Sin embargo, su legado está en estado crítico. Ni las administraciones ni las mismas gentes de Camelle pudieron salvaguardar este tesoro único. Los inviernos de la Costa da Morte son muy duros y fueron haciendo su trabajo.
En los últimos años, se comenzó un proyecto de recuperación y catalogación de su obra, en un pequeño bajo de la caseta tenía almacenado gran parte de las libretas, fotografías, diarios y esculturas. El resultado de esta trabajo se puede ver en el museo de la Casa do Alemán.
Julio y Agosto: De 11:00-13:00 y 16:00-19:00 (lunes cerrado)
Resto del año: Fines de semana y festivos de 11:00-13:00 y 16:00-19:00
Teléfono: 981710224
Este documental, realizado en 1986, nos parece una joya. En el podéis introduciros totalmente en la vida de Man, entrar en su museo, en su casa…
En el jardín-museo, en el espigón de Camelle, finaliza este tramo y comienza el último que nos llevará hasta Arou.