Parece mentira que queriendo hacer el camino por el borde del mar no nos quede otro remedio que ascender hasta esta altura, pero el encanto de O Camiño dos Faros es ese. Para llegar a los 269 metros de Monte Pedrouzo estaremos ascendiendo 2 kilómetros con una pendiente media del 13%.
Desde el regato donde paramos a comer, el camino se mete hacia el interior, por el Bosque de Cuño. Ojo y no os confundáis en este punto, porque continuar por los acantilados es imposible y muy peligroso. Entre esos bosques comenzamos el ascenso a Monte Pedrouzo, que no es complicado, pero con lo que llevamos de etapa más de uno va con la lengua fuera.
En el medio del tramo la cosa se suaviza y los pinos nos dan la sombra necesaria para seguir caminando…
… hasta que llega la ascensión final que nos acerca, con la lengua fuera, a la cima
La cima del Monte Pedrouzo es un lugar muy trasno, y las piedras que lo coronan son el mejor lugar de reunión para esperar a los rezagados. Hacemos un pequeño descanso y disfrutamos de las vistas panorámicas de Cabo Touriñán adentrándose en el mar.
Como en el resto de la etapa, sólo se percibe una cosa: el silencio. No llega el ruido del mar, no llega la gente y nos hemos cruzado con muy pocos animales en todo el día… Un sentimiento de tranquilidad que sólo te lo da O Camiño dos Faros.
Panorámica a 360º de Monte Pedrouzo