Continuamos nuestro camino entre pinares por este entrante pronunciado y en forma de V que forma la Enseada da Basa, de gran riqueza marisquera.
Si tenemos marea baja podremos recorrer todo este tramo por la arena y ver tanto la vegetación de ribera como las actividades marisqueras de las gentes del lugar. Siembran y recogen almeja fina, babosa, berberechos, navajas y longueiróns, que se convierten en el sustento principal de la economía.
En verano también podremos ver algas a secar, actividad que tiene mucha tradición en esta zona. Es el argazo (‘gholfe’), una especie que venden a fábricas para la extracción del carragenato, una sustancia utilizada en alimentación (para gelificar algunas carnes o incrementar el período de vida de los productos lácteos) o los cosméticos (pasta de dientes, crema o ambientadores). En nuestro recorrido podemos ver varias alfombras de algas secándose en viejas carreteras sin tránsito (el asfalto hace el proceso más rápido) o en cualquier esquina.
En nuestro recorrido, además de ver como las garcetas también encuentran en esta ensenada un lugar para descansar de sus viajes, nos encontramos con estas cabras.
Salimos de la ensenada y hacemos un pequeño tramo por la carretera para salvar el Rego do Trasteiro y entrar en el pueblo de Xaviña.
En la recta principal está el Bar-Parrillada Rojo y, a unos 600 metros, una pista a la derecha nos acerca al principio de la Ruta da Insua.