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Arou

Arou es el final de la cuarta etapa de O Camiño dos Faros. Un pueblo con una magia especial que a los trasnos nos atrae, allí encajonado entre los grandes peñascos que lo rodean.

Cuenta con una amplia playa de aguas tranquilas donde, si el tiempo lo permite, podemos descansar…

… o darnos un refrescante chapuzón

También merece la pena un paseo por sus calles, donde  volvemos a ver esa economía de autoabastecimiento, con las lanchas y las nasas de ir al pulpo mezcladas con las pequeñas huertas y hórreos para almacenar las cosechas.

Así acaba nuestro recorrido, con en un final de etapa donde tenemos pocos servicios, ya que únicamente tiene dos bares. La siguiente etapa, que nos llevará por un tramo agreste de costa único en el mundo: A Costa da Morte.

De Camelle a Arou

Este último tramo de la etapa nos lleva por un senda costera que sale desde el Xardín-Museo de Man y finaliza en Arou.

Es la etapa de la piedra, y en eso íbamos pensando entre muros que van haciendo el camino, otro ejemplo de la importancia de estas rocas de granito en nuestra historia.

Así llegamos al Porto da Lagoa. Rodeada de Punta Percebeira y la Punta do Curro forma un pequeño resguardo donde las chalanas descansan de los duros días en el mar.

Durante el camino, siempre te puedes entretener a conversar con unas señoras…

… o intentar comunicarte con el resto de las especies que habitan este Camiño dos Faros.

Después de una etapa corta pero intensa, llegamos a su final en Arou.

 

 

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Asociación Mar de Fábula

Al final de la playa de Camelle se encuentra el local social de Mar de Fábula, asociación sin ánimo de lucro que tiene por objetivo limpiar el mar. Para este fin, la asociación promueve, durante todo el año, la recogida y retirada de todos los residuos sólidos depositados en la orilla para evitar que vuelvan al mar.

El mayor volumen de los residuos sólidos que contaminan el mar y el ecosistema marino son materiales de plástico en todas sus formas y tamaños. A medida que aumenta su degradación mecánica, los plásticos se rompen en trozos cada vez más pequeños, haciendo más difícil o imposible su recogida manual y haciendo más grande su impacto negativo en la naturaleza.

Mar de Fábula quiere ser una pieza más dentro de esta maquinaria global que trabaja para preservar la salud de los océanos. En el proceso de concienciación de la ciudadanía, queremos transmitir la necesidad de asumir cada uno de nosotros y sin más demora, una postura activa en la conservación del mar y del medioambiente marino.

Para llamar la atención de la ciudadanía de cara a estos objetivos, la asociación Mar de Fábula organiza talleres de creación artística y artesanal en base a la reutilización de materiales plásticos seleccionados de los enormes volúmenes que almacenan en sus instalaciones.

EL MAR: EL PAÑOL GRANDE AGUANTA CON TODO

Los materiales de plástico tienen una presencia masiva en los areales y coídos de A Costa da Morte. Bolsas, envases y botellas de plástico anidan en las playas y dunas… pero también vidrios, latas, porexpan, trapos, neumáticos, aparejos de pesca, chicotes, cabos, maromas, chanclas, guantes y botas de goma infortunadamente desaparejadas……..

El mar, origen de la vida y fuente principal de recursos de la humanidad, está sufriendo las consecuencias de una visión antigua de que no tiene límite, de que es un saco sin fondo, de que el mar aguanta con todo.

Pero no es así. La contaminación que sufren los océanos por los vertidos incontrolados y por la presencia masiva de residuos plásticos en sus aguas, hace que el deterioro del ecosistema marino sea, desde hace tiempo, una preocupación para los principales organismos a nivel mundial.

Tenemos que dejar atrás la mentalidad individualista de que yo soy feliz en mi casa, en mi jardín o en mi huerta y lo demás no me importa. Nuestro bienestar depende cada vez más de la acción de los demás.

Pero el mar es de nosotros todos, el mar es nuestra casa y su ecosistema marino es nuestro jardín. Conservar su estado natural y preservarlo de todas las agresiones que sufre, será la única manera de llegar a ese estado de bienestar y felicidad que todo individuo y toda colectividad ansía.

METAMORFOSIS

Para obtener una buena cosecha de residuos, el mejor momento es justo después del temporal, cuando el mar, exhausto, descansa su piel y respira como un niño…

Entonces, las grandes compuertas del PAÑOL GRANDE, reventadas por una tromba de detritus y decepción, depositan en la orilla restos de naufragios, botellas de vidrio sin mensajes, estachas de todos los tamaños, maderas que apuntan formas, cajas de plástico, botellas de plástico, tapas de plástico, tapones de plástico, toldos de plástico, tuberías de plástico, bolsas de plástico que llenas de arena ondulan cuerpos en la ribera……. también trozos de redes, aparejos de pesca, botas de goma, guantes de goma, flotadores, boyas, defensas y siempre, siempre chicotes de varios colores, asomando sus puntas por encima de la arena o entre la selva seca de las algas, unas veces contaminados y otras limpios, relucientes, como de estreno, como luciérnagas diurnas lavadas por el mar….. Todos los materiales plásticos que tardarán centenares de años en descomponerse.

El mar nos devuelve estos materiales alterados y rotos por su fuerza y nos invita, en un íntimo y paciente diálogo, a integrarlos en nuestra capacidad creativa, sugiriéndonos nuevas formas, lejos de su antiguo uso cotidiano, fuera ya de los enloquecidos circuitos de la cultura de consumo.

Y así surgen criaturas fantásticas de todas las formas y tamaños, con vísceras circulares y grandes ojos asombrados. Y por medio de nuestra comunicación visual con estas criaturas monstruosas pero inofensivas, podemos establecer nuevos canales de análisis y reflexión sobre nuestra actitud de agresividad y maltrato al mar y a su contorno.

Y la basura marina, en sus componentes, va tomando diferentes formas de creación artística, cada una de ellas provista de su propio lenguaje, pero todas ellas ponen en evidencia la irracionalidad de nuestro trato con el mar.

COMPOSICIONES

El permanente telón de fondo de la basura marina son los chicotes, trozos de cuerda plástica de todos los colores aunque el verde, en todas sus tonalidades, es el que manda con diferencia. Después viene el color naranja también con sus matices, después el azul claro, después el azul oscuro, después el amarillo…. el color rojo es el que más escasea.

Todos ellos dibujan círculos, limitan formas y llenan vacíos.

ESCULTURAS

A veces, el mar, mientras espera el momento oportuno para hacer una nueva entrega, se entretiene moldeando piezas de plástico, maderos a la deriva e incluso hierros, viejas estachas de hierro que en un tiempo remolcaron buques y hoy, deshecha su estructura en garras, lucha por atrapar un tiempo que se escapa…..

Y entonces llegamos nosotros, ponemos el último detalle y nos apropiamos de la obra.

MÁSCARAS

Las caras de la contaminación. La feas caras de la contaminación pero asombradas también.

Todas ellas tienen como una expresión interrogante, de desconcierto. Saben que no están en el sitio correcto y que hay una falta de orden y harmonía en su entorno. Todo está mezclado con todo. Son las máscaras de un carnaval exhibicionista donde todo se expone, se vende y se consume.

CRIATURAS CAÓTICAS

Ellas saben que, en circunstancias normales, no deberían de existir. Viene siendo como escribir de nuevo la historia de la ciencia pero al revés. Es como si no fuera todavía superada la antigua teoría de la generación espontánea, según la cual, la fermentación y la putrefación de la basura orgánica generaba vida. Así, bajo las precisas convulsiones del océano, a miles de siglos de distancia, en las profundidades del mar donde bulle caótica la vida, la basura de plástico (al fin, es carbono también) da lugar a nuevas formas de vida.

ARTESANÍA

Se trata de recuperar, en talleres abiertos a todos, la antigua costumbre entre la gente marinera, de reutilizar toda una serie de residuos y restos de aparejos de pesca, dando forma a maquetas de barcos, juguetes, adornos…. como una manera creativa y educacional de empleo del tiempo libre.

Así mismo, se pretende desarrollar un tipo de artesanía funcional, única en su diseño, como son diferentes modelos de lámparas de pie, mesa y techo, que podrían tener salida en el sector de la decoración.

CONTACTO

Asociación Mar de Fábula
Rúa Portela 18 O Monte Novo 15121 Camelle
Teléfono: +34 608 609 042
E-mail: info@mardefabula.org

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Museo de Man

Hace muchos años llegó a Camelle un joven alemán que, maravillado por esta zona de la costa, se quedó a vivir en ella en un compromiso de perfecta armonía. Esta armonía con el mar y las rocas queda reflejado en este museo al aire libre que le servía de casa.

Manfred Gnädinger (Man) falleció en Diciembre del 2002, días después de que el Prestige derramara todo su carga de hidrocarburos en esta costa, afectando gravemente a su museo. Desde aquí queremos poner nuestro granito de arena para que este hombre amante de la naturaleza no quede en el olvido y que su obra y su filosofía, tan integrada con la zona, perdure en el tiempo.

La visión de Man nos causaba una gran impresión: alto y delgado, con pelo y barba larga, su única ropa era un taparrabos. Vivía en el centro del museo, en una caseta pintada con llamativos círculos de colores, una constante en su obra.

Manfred Gnädinger nace en 1936 en Radofzell (Alemania) en una familia acomodada donde es el menor de 7 hermanos. Con 14 años comienza sus estudios de pastelería que lo llevan a trabajar en prestigiosos locales de Suiza. A los 16 años muere su madre, y esto a Man le supone un golpe muy duro. Aunque continúa trabajando en Suiza, ya empieza a interesarse por el arte y su mente inquieta empieza a fluir.

Con 25 años vuelve a su pueblo natal, en el que va a estar poco tiempo. Desde la muerte de su madre, se apoya en una señora mayor que es de Muxía, y que le habla de la Costa da Morte, de las piedras, del mar… A Man le fascinaban aquellas historias.

Entonces, comienza un viaje por Francia y el norte de España hasta llegar a la playa de Traba para desde allí, por donde venimos nosotros, dirigirse a Camelle, a donde llega el día de la fiesta de 1962. Se supone que iba para Muxía, pero aquí se quedó.

Pulcramente vestido y católico practicante, trabó amistad con la familia Baña Heim, los únicos que sabían alemán. Ellos le alquilaron una pequeña casa de piedra a la entrada del pueblo, donde empieza su evolución interior. Pintar las paredes de negro, empieza a coleccionar piezas y recoger todo tipo de cosas, que los caseros le dicen que así no pueden seguir.

Entonces Man desaparece. Y, después de dos días, aparece totalmente desnudo, sólo con su taparrabos. Compra un terreno en la punta del muelle y empieza a construir su caseta, en total comunión con la naturaleza y sin electricidad ni agua.  

Es aquí, a principios de los 70, cuando Man comienza su obra, donde el círculo y los colores básicos son una parte fundamental. Aunque realiza obras en todo el territorio, se va consolidando su jardín-museo alrededor de la casa. Es una artista multidisciplinar y la escritura,  la pintura o la fotografía también tienen espacio en esa mente inquieta.

Mientras, su estilo de vida ecologista va evolucionado, plantando su propio huerto alrededor de la casa, donde se calienta a través de un pequeño solarium. Esa dieta vegetariana y sus grandes caminatas a los montes cercanos y sus travesías nadando lo mantenían fuerte.

En 1985 tienen lugar las obras del espigón, que los marineros de Camelle necesitaban para proteger sus barcos. Pero el proyecto pasaba por encima de su jardín-museo. Después de enviar escritos a las autoridades y otras protestas, consiguió que se modificase parte del proyecto, pero no todo. Llegaron las obras y él, como señal de protesta, se tumbó en el hormigón, de frente y de lado, creando sus propias siluetas que podéis ver hoy.

A partir de ese momento, el espigón también formará parte de su obra y Man va evolucionando. El museo es una recolección de piedras, huesos de animales, artes de pesca y otras crebas que le trae el mar, todo perfectamente conjuntados y predominando las formas esféricas y circulares de vivos colores.

Como rezaba en la entrada, ‘Ver 1 euro’. Man cobraba este precio simbólico a los visitantes mientras nos daba unos lápices de colores y una libreta donde nos pedía que hiciéramos un dibujo de lo que veíamos, que era para nosotros su museo y él, además que firmáramos con  nombre y fecha de nacimiento. Según sus propias palabras: «Esto es para la interpretación libre, sí, para que los niños produzcan su propia imaginación, y yo les doy a cada niño una libreta para hacer un dibujo libre sobre el museo. El museo es el árbol, y cada folio de la libreta es un folio de ese árbol y cada dibujo es un fruto de ese árbol». 
 
 

El 16 de noviembre del 2002 la primera oleada de fuel del Prestige inundaba su museo. Man declaraba: «Yo decir que esto no debe limpiarse nunca…, ser episodio de la Historia. Quedar así debe, para todos recordar quién es hombre, porque hombre no querer a hombre, ni a mar, ni peces ni playa.»

El 28 de diciembre del 2002 Manfred Gnädinger fallecía y con él una obra única.

Man es un personaje que debería ser recordado por el amor que procesó a la naturaleza de este rincón de la costa gallega, y por un arte totalmente integrado con ella.

Sin embargo, su legado está en estado crítico. Ni las administraciones ni las mismas gentes de Camelle pudieron salvaguardar este tesoro único. Los inviernos de la Costa da Morte son muy duros y fueron haciendo su trabajo.

En los últimos años, se comenzó un proyecto de recuperación y catalogación de su obra, en un pequeño bajo de la caseta tenía almacenado gran parte de las libretas, fotografías, diarios y esculturas. El resultado de esta trabajo se puede ver en el museo de la Casa do Alemán.

Horario Museo de la Casa del Alemán (Camelle)
Julio y Agosto: De 11:00-13:00 y 16:00-19:00 (lunes cerrado)
Resto del año: Fines de semana y festivos de 11:00-13:00 y 16:00-19:00
Teléfono: 981710224

Este documental, realizado en 1986, nos parece una joya. En el podéis introduciros totalmente en la vida de Man, entrar en su museo, en su casa…

En el jardín-museo, en el espigón de Camelle, finaliza este tramo y comienza el último que nos llevará hasta Arou. 


Camelle

Camelle es un pequeño y bello puerto marinero que conserva en sus calles el encanto de antaño. Estamos entrando en el corazón de la Costa da Morte, uno de los tramos de costa con más naufragios a nivel mundial. Sus gentes, la mayoría dedicadas a la pesca, tienen la fama de ser gentes de mar que, arriesgando sus vidas, ayudaron en el salvamento de los muchos barcos naufragados en estas costas.

De uno de esos naufragios, el del buque inglés City of Agra naufragado en 1897, se conserva la campana en la iglesia del Espíritu Santo. Esta actitud heroica de los habitantes de Camelle y Arou en el rescate les llevó a ser condecorados por la corona inglesa.

En el año 1898 se instaló la Estación de Salvamentos Barbeito que, además de prestar auxilio, salvaba también las cargas y desguazaba los buques siniestrados. Debido que Camelle era el lugar a donde se dirigían los náufragos y se les prestaba las primeras atenciones, existían compañías de seguros, agentes de aduanas y cónsules de distintos países.

O Camiño dos Faros entra por la Praia de Camelle, que atravesamos para llegar al paseo marítimo. Allí podemos ver la actividad que tiene este pequeño puerto

 

En la entrada de la pequeña ensenada de Camelle había unos bajos que se llamaban A Pedra do Porto que, con la construcción del dique, fueron demolidos en el 2005. Allí, a principios del siglo XX, acabaron sus singladuras tres barcos.

Era una noche de niebla y de temporal la del 10 de febrero de 1904. El Yeoman, barco inglés recientemente construido en Liverpool y capitaneado por Mr. Willian Lang, realizaba la singladura Liverpool-Calcuta con 4.000 toneladas de carga general, 2.000 de sal y 1.500 de carbón. Ante la peligrosidad de la noche, los oficiales se turnaban de guardia en el puente, mientras que sus otros 80 tripulantes (67 indios) y 4 pasajeros dormían. A las 3 de la mañana se empotraba contra A Pedra do Porto.

En un momento el pánico se apoderó de la tripulación que no era capaz de atender las ordenes del capitán. Ocho de los indios se lanzaron en un bote al mar que, al par de horas, aparecía destrozado en la playa de Arnado, con cuatro de ellos cadáveres. El resto sobrevivieron gracias a la generosidad y arrojo de las gentes de Camelle que no dudaron en jugarse la vida para salvar a aquellos infelices de una muerte segura.

A los dos días del naufragio, parte de la mercancía empezó a llegar a las playas, y las gentes de la zona saltaban de una a otra roca en busca del genero.

A las 11 de la noche del 12 de enero de 1915 naufragaba en la misma Pedra do Porto el Natalia, barco español de 2000 Tm que se dirigía de Liverpool a Coruña y Vigo con carga general. Después de dejar parte de su carga en Coruña, navegaba entre la niebla cuando se fue a dar contra este bajo. Al siniestro acudieron las gentes de Camelle que pudieron salvar a todos sus 35 tripulantes. Al día siguiente, la marejada fue destrozando el barco, del que se pudo recuperar un enorme torno y una colección de telares. A lo largo de los días, fue apareciendo por toda la costa pacas de género, sacas de bacalao y sulfatos.

El 20 de agosto de 1934 el petrolero ruso Boris Sheboldaev, de 13000 Tm y equipado con la mejor tecnología de la época, se dirigía con los tanques vacíos de Leningrado a Batún. En el medio de una marejada y bajo la niebla, fue a dar contra A Pedra do Porto, no tardando más de media hora en partirse en dos y quedarse sin luz. A los gritos de auxilio llegaron los bravos marineros de Camelle que no lo tenían nada fácil. El barco estaba paralelo a tierra, encallado en aquella roca y bajo el empuje del mar que provocaba unas olas que barrían la cubierta. En medio de aquella infernal noche se consiguieron salvar a 28 de los 41 tripulantes. El resto, que permanecían junto al capitán en la proa, fueron salvados al día siguiente.

Boris Sheboldaef

A pesar de ir vacío, este accidente provocó la primera marea negra de la Costa da Morte. Sobre la playa había una extensa capa de petróleo y durante todo un año no se pudieron consumir pescados ni mariscos. Como veis, Camelle y A Pedra do Porto tienen una historia cargada de naufragios.

En la punta del muelle nos encontraremos uno de los museos más curiosos de Galicia: un museo de piedras de las más diversas formas y colores que durante muchos años creó un personaje llegado desde Alemania y que se quedó cautivo de estas tierras: Man, el alemán de Camelle. 

De Traba a Camelle

Desde Mórdomo sale un camino que nos lleva por el final de la Playa de Traba hacia otro de los tramos más espectaculares de este Camiño dos Faros: O Cuello da Señora. Cuando nos preguntan como iniciarse en el camino con niños, siempre recomendamos este. 

Toda esta costa en dirección a Camelle te traslada al cuento de Gulliver en el mundo de las rocas, otro paisaje nuevo en la ruta. Grandes formaciones rocosas de esta costa, moldeadas por la acción continua del agua y del viento  que nos van dejando figuras sorprendentes.

Desde Mórdomo atravesamos una sucesión de rocas, furnas y pequeñas calas de cantos rodados que desafían al fuerte mar de Traba que rompe sin parar.

Así llegamos  a Punta Corbeiro. uno de los sitios donde poder contemplar el espectáculo de las olas en invierno.

Continuamos por los mundos de Gulliver. Grandes piedras de granito de todas las formas y tamaños…

… y el espectáculo va increscendo. Y los niños lo disfrutan.

Las formas son cada vez más retorcidas y los puntos de apoyo entre esas moles de toneladas cada vez más pequeños…

Normalmente os recomendamos que os toméis el camino con calma, en este caso más. La etapa es corta, apenas te queda hora y media para el final y merece mucho la pena disfrutar de otro paisaje único de este completísimo Camiño dos Faros.

Así llegamos a la única salida al mar del concello de Vimianzo, que cuenta aquí con 400 metros de costa. Atravesamos primero el Coído da Señora

… para acabar este tramo en el Coído de Sabadelle, que se supone el germen del actual Camelle. Es una cala formada de grandes bolos de granito, que tendremos que tener cuidado al cruzarlos. En las proximidades hay restos de la antigua aldea medieval y un petroglifo llamado Pé do Santo. 

La etapa estaba siendo de las más espectaculares de todo O Camiño dos Faros. Cortita pero muy sabrosa.  Quedaba poco para finalizar y estábamos llegando a Camelle.

Praia e Lagoa de Traba

Este espacio natural de Traba, formado por la playa y la laguna, está lleno de belleza natural. Cuenta la leyenda que bajo sus aguas está enterrada por castigo divino la ciudad de Valverde.

La amplia Praia de Traba de 2650 metros abierta al mar tiene un complejo dunar que la separa de la laguna de gran valor ecológico.

Que este Camiño dos Faros está lleno de sensaciones no es la primera vez que os lo digo. En la soledad de esta inmensidad, escuchando el rugir continuo del mar… O Camiño dos Faros, una sensación a cada paso…

Llegamos al espacio natural de la Lagoa de Traba, que recorremos a través de la pasarela de madera. En el proceso de su formación primero hay una bahía en la que desembocan dos riachuelos. El aporte de materia fluvial y de corrientes marinas van formando una barra de arena que cierra la bahía y una playa en forma de flecha.

Sobre la barra se forma un cordón de dunas que se va extendiendo. Al quedar cerrada la salida al mar de los dos ríos, se formó una laguna mucho más grande que la actual. A partir de ese momento se produce otra fase, en la que depósitos de arenas y limos van colmatando los bordes de la laguna, disminuyendo su profundidad y permitiendo la fijación de vegetación adaptada a estas condiciones que, a su vez, provocan más deposición de sedimentos y más terrenos van quedando descubiertos. Esta es la fase actual de la laguna de Traba: una pequeña laguna rodeada hacia el interior por una marisma.

Hoy la laguna es estrecha, de unos 250 m de anchura media y unos 800 m de largo, ovoide. La comunicación con el mar se realiza a través de un estrecho canal de, aproximadamente, 5 m de anchura y 400 m de longitud

La vegetación es la típica de estes biotopos: la laguna está rodeada en su práctica totalidad por un denso carrizal (Phragmites australis), también hay espadanas (Typha latifolia) y un juncal (Juncus maritimus) donde ya se deja notar la salinidad del agua.

En cuanto a fauna decir que en el denso carrizal encuentran refugio para su nidificación diversas aves como la gallina de río (Gallinula chloropus), el rascón de agua (Rallus aquaticus) y la fulepa unicolor (Locustella luscinioides). Los Anátidos también están bien representados.

Sin embargo el interés de este espacio natural se centra en el gran número de citas de aves invernantes extrañas en estas latitudes: pilro americano (Calidris melanotos), bilurico patiamarillo pequeño (Tringla flavipes), gaviota llorona americana (Larus atricilla), gaviota de Bonaparte (Larus philadelphia), carrán sombrío (Sterna fuscata), galiñola pinta (Porzana porzana), galiñola pequeña (Porzana tonta), galiñola común (Porzana pusilla), abetoro americano (Botaurus lentiginosus) y escribienta de las cañas (Emberiza schoeniclus), entre otras.

En el recorrido por la laguna podemos detenernos en los miradores, aunque la poca altura de los mismos no nos deja observar con más nitidez la vida en este habitat.

Al final del paseo por la laguna, llegamos a la pequeña aldea de Mórdomo, donde se encuentra el Bar Os Espiños, además de un area recreativa con bancos y mesas, el lugar perfecto para el avituallamiento de la etapa.

Después de darnos un merecido descanso, continuamos hacia Camelle por el paseo sobre las dunas de Traba, con todo su tapiz de colores…

… que nos acerca al borde sur de la playa, donde acaba este tramo que nos mostró toda la riqueza natural de este ecosistema


De Soesto a Traba

Saliendo de Soesto llegamos a la Punta do Catasol, donde contemplamos las olas y vemos los últimos faros por los que hemos pasado, el del Roncudo al fondo y el de Laxe en primer plano.

En este tramo del Camiño dos Faros, el mar se empieza a poner bastante más serio, un espectáculo para los sentidos.

Continuamos por el sendero. Aunque hace mucho viento, tenemos sol y el camino hasta Traba nos lleva por una pista que nos deja relajar un poco las piernas, después del millón de piedras que llevamos en la ruta… ¡y las que nos quedan!

En el camino, entre los salientes, aparecen pequeñas calas como esta del Castrallón…

… y otras más grandes, como la playa de Arnado.

Enfrente tenemos varios peñascos, entre ellos el Illote de Ataín, testigo de varios naufragios y ya, en dirección a Traba, la Illa Teixoeira. Seguimos con viento fuerte del sur y un mar que da gusto mirarlo…

En el tramo que discurre por el antiguo camino de carros, nos encontramos con un ciclista. O Camiño dos Faros es una ruta de senderismo y es imposible hacerla en su totalidad en bici. Hay mucho caminito pequeño entre toxos, mucha roca, mucha subida… Pero hay muchos otros tramos que sí se pueden hacer, como este.

Y así, casi sin darnos cuenta, llegamos a la Praia de Traba.

Praia de Soesto

Soesto es una playa tranquila y familiar situada a la espalda de la villa de Laxe, a la que llegamos por O Camiño dos Faros después de haber bajado el Peñón do Castro. Otras formas de llegar a ella son a través de una ruta de senderismo que parte del pueblo, o bien por carretera.

La playa de Soesto es de arena blanca y fina, abierta al mar, ventosa y de bastante oleaje, siendo el lugar elegido por muchos aficionados al surf para practicar su deporte preferido.

Cruzando el pequeño riachuelo de Soesto nos paramos a sacar alguna foto…

…las dunas muestran todo su tapiz de colores…

las formas son perfectas… O Camiño dos Faros es una galería de arte…

Al lado de la playa cuenta con mesas y bancos de piedra donde vamos a realizar una pequeña parada de avituallamiento en nuestro camino.

Salimos de Soesto por la pasarela de madera en dirección a la playa y la laguna de Traba.

Peñón do Castro

Comenzamos el ascenso desde el Morelo para alcanzar el Peñón de Soesto. El ascenso es corto y es la única dificultad de la etapa.

Desde la cima tenemos otras dos vistas panorámicas impresionantes. Al norte todo el Roncudo, con Corme al fondo. En primer plano todo el Monte da Insua que habíamos rodeado hasta el faro de Laxe, la Praia dos Cristais y la Enseada da Baleeira….

Al sur, vemos la playa de Soesto con el mar rompiendo con fuerza y, al fondo, la punta de Catasol… ¡un mirador privilegiado!

La parada puede ser lo larga que quieras, la etapa es la más corta del camino y merece la pena exprimirla.

Cada día es distinto, 365 paisajes al año…

Bajamos desde el Peñón do Castro a la Playa de Soesto, con esta sensación de libertad que te ofrece la Costa da Morte. Pero ojo, la bajada es la parte más peligrosa del tramo, pasando por piedras lisas que pueden estar resbaladizas. Ten cuidado.

Este Camiño dos Faros es una flipada…conviértete en trasno y me darás la razón…