El topónimo Ponte do Porto proviene del puente que cruza el río Grande próximo a su desembocadura, y cuyo origen es del siglo XIII. Este pequeño puerto tuvo, en otros tiempos, un importante tráfico maderero, siendo el centro comercial de toda la comarca.
Cruzamos el puente medieval que se encuentra en el centro del pueblo. Al otro lado vemos la iglesia de San Pedro, que conserva una interesante colección de encajes.
Cauce arriba del Río Grande existe un grupo de molinos ya documentados a finales del siglo XVI, algunos de los cuales movían el mazo de las más importantes herrerías de la época. Hay una ruta que los recorre todos pero tiene una falta de mantenimiento importante.
En el pueblo, muy poco queda del pasado lleno de vida. En el paseo fluvial hasta Cereixo podremos ver patos y otras aves acuáticas que encuentran en esta desembocadura el hábitat perfecto.