Islas Sisargas

Las Islas Sisargas son un pequeño archipielago deshabitado situado a una milla escasa del Cabo de San Adrián en Malpica. Están formadas por las islas Grande, Chica y Malante además de varios islotes. Antiguamente estuvieron pobladas como lo demuestra la existencia de la ermita de Santa Mariña, destruida por los piratas en sus múltiples incursiones durante el S X.

Esta reserva natural posee una gran riqueza de flora y fauna, anidando en ellas varias especies de aves en peligro de extinción que eligen las islas para criar y tambien como etapa de paso en sus largas migraciones. Especies como el cormorán moñudo, la gaviota tridáctila y la gaviota oscura de las Sisargas y encuentran en los acantilados de la parte norte de la Isla un habitat perfecto.

Si tenemos la posibilidad de acercarnos a la isla y dar un paseo por ella no nos lo debemos de perder. No existe ninguna empresa que haga traslados por lo que la única posibilidad es que alguna embarcación de Malpica nos acerque.

Desembarcamos en el pequeño puerto natural. Podemos darnos un chapuzón en la única playa que existe y comenzar una caminata que nos llevará hasta el faro contemplando una vista impresionante de Malpica y San Adrián. Las gaviotas y cormoranes, auténticos dueños de las Sisargas, nos acompañarán mientras permanezcamos en la isla, protegiendo sus huevos y polluelos.

Llegamos al faro. Construido en 1919 ha sido testigo mudo y guía del paso durante años de las embarcaciones de pesca, mercantes y grandes petroleros que surcan este corredor marítimo. Hasta no hace mucho tiempo, el farero permanecía durante quince días seguidos en la soledad de la isla hasta que era relevado en su puesto. En las cercanías del faro, los grandes acantilados llegan hasta una altura de 100 metros. El graznido de las aves y el ruido del mar se mezclan en esta visión de vértigo del océano que se nos quedará grabada.

Abandonamos los acantilados para dirigirnos al bosque que ocupa buena parte de la zona alta de la Isla Grande. Este pequeño bosque sorprende por la gran cantidad de ‘arume’ acumulado en su suelo, que, el paso de los años y la ausencia del hombre, lo ha elevado varios metros, por lo que las copas de los pinos se encuentran a la altura de la cabeza.

Descendemos de nuevo hasta el muelle donde nos espera el barco que nos llevará a tierra despues de haber pasado unas horas que resultarán inolvidables

Un paisaje en cada paso