Furna da Buserana

A los pies del imponente Monte Cachelmo se encuentra la Furna da Buserana, escenario de una leyenda que nos habla del amor entre el trovador Buseran y la bella Florinda.

En tiempos remotos, había en la cima de Monte Cachelmo una fortaleza perteneciente a un rico caballero, padre de una hermosa mujer de nombre Florinda. Un día, estando el padre ausente, aparece por el castillo Buserán, un joven trovador de cantigas, que queda prendada de la belleza de Florinda, viviendo ambos una apasionada historia de amor.

Cuando el padre vuelve y se entera, encierra a Florinda en la fortaleza. Aun así, Buserán no se da por vencido y todas las noches entona cantigas de amor para el deleite de la moza. Esto acaba con la paciencia del señor, que ordena la muerte de Buserán lanzándolo, según cuenta la leyenda, al mar de la furna.

Enterada Florinda del trágico final de Buserán, ésta enloquece y se dirige día y noche a la orilla de la furna llamando por su enamorado. Uno de esos días, a la llamada de Florinda, se comienzan a escuchar desde la furna las melodías de Buserán. Y, de repente, una ola de espuma sube por el acantilado, tomando la forma de Buserán y llevándose a Florinda para siempre.

Desde entonces, los pescadores que faenan cerca cuentan que podían escuchar las cantigas de Buserán, además de atribuirle la virtud de corresponder a los enamorados que vengan aquí a pedir sus deseos.

Monte Cachelmo, tí tes
negras, moi negras entranas;
n-elas rebuldan treizoeiras
as ondas qu’o mar espalla.
Co-a tua altivés, Cachelmo,
non m’enganas, non m’enganas,
qu’antre os teus penedos brancos
e as tuas verdes carrascas
agochada tel-a boca
da furna da Buserana.
(Gonzalo López Abente)

La Furna da Buserana se puede ver después desde Punta Buitra y también desde el mar. No intentes costear este Monte Cachelmo porque es imposible y muy peligroso. Desde la cima, el camino continua hacia el interior, por el bosque que nos lleva a la pista de la Praia de Arnela.

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Un paisaje en cada paso