O Camiño dos Faros se llama así por algo. Sus faros están llenos de historia y sus luces ayudaron siempre a los navegantes a surcar estos mares de la llamada Costa da Morte.
El primero en construirse fue el Faro de Fisterra en 1853. En 1896 en Vilán se inauguraba el primer faro que disponía de energía eléctrica. En una época en la que el tráfico marítimo era muy intenso y la navegación era toda a cabotaje, sin perder de vista la costa, la importancia de estas señales era vital.
Ahora estos faros nos sirven de guía y, muchas veces, de refugio a los trasnos que hacemos este camino. Desde ellos, podemos contemplar en cada momento lo que llevamos recorrido y lo que nos queda por recorrer.