El Descubrimiento: Malpica – Niñóns

El 7 de Diciembre del 2012 salíamos 6 trasniños y 2 perros de Malpica, con un único propósito: unir Malpica con Fisterra por el borde del mar.

Teníamos claro que no iba a ser un viaje cualquiera. Sabíamos llegar hasta San Adrián, pero lo que nos íbamos a encontrar a partir de allí no lo teníamos nada claro.

Después de San Adrián, nos metimos en los caminos de pescadores que recorren toda esa punta. A duras penas, conseguimos llegar a Beo, donde hicimos la primera parada de avituallamiento. Como a todos los trasnos que empiezan, la sensación de aventura ya estaba metida en el cuerpo.

Atravesamos Beo y nos dirigimos por el borde del mar hasta la playa de Seiruga, atravesando caminos cerrados por el toxo y que hoy ya forman parte del Camiño dos Faros. Al llegar a Seiruga, nos surgió el primer problema de la ruta: había que descalzarse y pasar el río. Para unos trasnos novatos en este Camiño dos Faros, era un problema. En la actualidad, es una de las diversiones que tiene esta primera etapa.

Desde Seiruga nos dirigimos por toda la punta de Barizo hasta alcanzar el pueblo, y allí paramos en el Bar Xan. Para la siguientes ediciones, esta parada se institucionalizó, porque los trasnos hemos querido desde el principio que la gente disfrute de la ruta exactamente como la hicimos nosotros.

Después de la tapa de callos del Xan, continuamos al camino atravesando la playa de Barizo. Una vez allí, desde el puerto, nos damos cuenta de que es imposible continuar por la costa. El antiguo camino que lo unía con el Monte Nariga no existe y tenemos que buscar una alternativa.

En ese momento, fue cuando encontramos el Regacho de Nariga, que desde entonces, se convirtió en un hermoso tramo de este paseo por Nariga. Pero al llegar arriba fue cuando no tomamos la decisión correcta e intentamos alcanzar el faro en línea recta. Craso error,  en un momento nos vimos rodeados de tojos. No con poco trabajo, conseguimos salir del atolladero y alcanzar la carretera que nos llevó hasta Punta Nariga.

En este camino hacia el faro uno de nosotros se lesionó y, como aún estábamos empezando y quedaba mucho por caminar, decidió parar antes de que la lesión fuera a mayores.

Los otros cuatro trasnos se lanzaron a la aventura camino de Niñóns, sin apenas conocer el terreno y con la noche encima. Con la ayuda de un par de linternas y escuchando el ruido del mar desde unos acantilados que no conocían, consiguieron llegar a la playa de Niñóns. Fue uno de los momentos de más riesgo de este viaje de descubrimiento, por eso siempre os recomendamos que esta parte final de la primera etapa la hagáis siempre de día.

Con la sensación de la aventura metida en el cuerpo y con ganas de continuar el viaje, nos fuimos todos a Ponteceso a comer algo caliente y tomarnos una cerveza bien merecida.